“… existe sin duda la necesidad de integrar el sentido del trabajo doméstico no en el ámbito de la obligación moral de una persona (el ama de casa) sino en la reflexión acerca de la buena vida, de la estética, del saber vivir de todas las personas” (Moreno, H. 2000, p. 38)
El trabajo doméstico no remunerado consiste en una serie de labores efectuadas en los hogares que proporcionan bienestar a los integrantes de un hogar, sin retribución económica alguna y representa una actividad esencial para la reproducción de la sociedad en su conjunto.
A través de la división sexual del trabajo, desde hace mucho tiempo este trabajo ha sido llevado a cabo por las mujeres, no importando su edad. Lo doméstico es un reino femenino, es donde la valía e identidad de la mujer se prueba. Hortensia Moreno menciona que a la domesticidad se le relaciona con el amor y la feminidad (2000, p. 33). Pertenece a la esfera privada, la mujer es la persona más “adecuada” para limpiar, hacer comida, cuidar y proporcionar bienestar a los integrantes del hogar sin reconocimiento y remuneración económica. Si la mujer está integrada al mercado laboral tiene una doble jornada de trabajo.
De esta forma, se establece una desigualdad de género, manifiesta en el mundo entero y por siglos. Por ejemplo, en pleno siglo XXI en México tenemos las siguientes cifras:
De acuerdo con la Cuenta Satélite del Trabajo No Remunerado de los Hogares de México (CSTNRHM) 2022, elaborada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) el trabajo doméstico no remunerado y de cuidados, de mayores de 12 años, representa casi una cuarta parte (24.3%) del Producto Interno Bruto (PIB) del país por, encima de los sectores de manufactura, comercio y educativo (INEGI, 2023, p. 2).
La contribución por género al PIB muestra una marcada desigualdad, la femenina asciende a un 72%, mientras que la masculina es del 28%; en este sentido, las mujeres aportan dos veces más en términos económicos al trabajo en el hogar (véase gráfica 1).
Si bien, 52.8% de las mujeres y 47.2% de los hombres realizan labores domésticas (véase gráfica 2), es en el tiempo dedicado donde las cifras se disparan: las mujeres participan con 74.3% y los hombres con 26.6% (véase gráfica 3).
Medidas similares ocurren entre niñas y niños entre 5 y 11 años.
Por actividad desglosada, la mayor participación femenina se observa en las siguientes actividades:
Las actividades donde los hombres tienen mayor participación, se centran particularmente en las compras y la administración del hogar (INEGI, 2023, p. 1).
La Comisión Interna para la Igualdad de Género (ClnlG) de la DGBDSI se une a esta conmemoración y se pronuncia por una verdadera igualdad de género en nuestra sociedad.